Reinvertarme y valorar es estar en prosperidad

Cuando llegas a un país donde tienes que comenzar desde cero todos te dicen, olvida todo lo que aprendiste que eso no te servirá de nada, pero eso no es cierto, muchas de las cosas que aprendiste están integradas en ti y puede que no las utilices al principio porque cuando llegas, debes dedicar tu tiempo a comprender el contexto donde te estás moviendo, es decir, a entender tu entorno, la cultura, los nuevos códigos que van, desde el idioma, hasta los valores y modelos de comportamiento de esa nueva comunidad. Debes dedicar mucho tiempo a la adaptación, casi que de manera inconsciente, ese “mucho tiempo” puede ser un año, dos o tres, dependerá de tus niveles de resistencia. Los primeros meses, si lo soportas, estarás pendiente más de lo que pasa en tu país que de adaptarte, estarás dividido, tu vida será doble, habrá días en que no te sientes vivo si no te has conectado o has conversado con alguien de tu país, eso significa búsqueda de identidad, no perder tu origen, tener sentido de pertenencia, porque como dice Bert Hellinger, cuando no hay un sentido de pertenencia claro, hay caos y malestar, pero cuando reconocemos el lugar que tiene nuestro país en nuestra alma y en nuestro corazón el sistema se libera, nos sentimos llenos de amor.  Habrá días en que sientas que estás dejando de pertenecer, que tus memorias de lo que dejaste se desvanecen y lo que es peor las nuevas vivencias de las personas a quienes dejaste también ahora son como un sueño que debes intentar construir con tus propias imágenes, con tu creatividad, porque solo te contaran lo que pasa y tu solo puedes intentar crear esas nuevas imágenes en tu cabeza. Y, qué pasa con tu vida en el nuevo país, pues que tampoco es lo que esperabas, te sientes solo, no encuentras tu lugar, pero tienes que adaptarte, pensar en lo que sabes hacer mejor pero que no puedes hacer, buscar empleo, pero no puedes buscar empleo en lo que te gusta o en lo que estudiaste, bueno, pudieras hacerlo pero la orden es sobrevivir, por eso no puedes esperar a tener miles de entrevistas para buscar lo que te gusta sino que debes aceptar cualquier empleo que te permita mantenerte e ingresar al campo laboral lo más pronto posible y por ello decides esperar a estar estable económicamente para buscar el empleo que te gusta en tu área de trabajo y  por ello terminas, cuidando niños, limpiando casas, cuidando personas mayores, de cocinero o cocinera, de mesero… y te repites a ti mismo, trabajo es trabajo. Tienes que sobrevivir, estar bien. Una vez culminada esa etapa intentas mejorar tu camino… cambiar, si bien no haces lo que hacías en tu país o no tienes el empleo deseado, eres capaz de reinventarte y eso lo puedes hacer porque todo lo que verdaderamente aprendiste y estudiaste, está integrado en ti como por ejemplo experiencias de organización, de planificación y otras, eres creativ@… tienes unos saberes integrados que te permiten sostenerte y aprender de nuevo. Es sentir el apoyo de la vida para continuar.  Eso es la prosperidad, reconocer un espacio de riqueza en los conocimientos, en la sensibilidad, en la adaptación, en las emociones y con todo ello construir tu camino. Eso es riqueza, eso es prosperidad.

Crear un nuevo orden es un gran comienzo, dónde reconozcas tu origen y pertenencia pero también te abras a las nuevas experiencias, sabiendo que tienes un orden de jerarquía de país, porque tu país está en tu corazón lo llevas contigo pero el nuevo país también necesita un lugar, necesita sentirse en orden y conexión contigo, así es la abundancia. Colocando la jerarquía que corresponde le darás paso a la conexión de la abundancia. Pero es importante aclarar qué es la abundancia y en que se diferencia de la prosperidad, la abundancia es una manera de percibir mientras que la prosperidad es una manera de conciencia. Por ejemplo, podría haber sitios con abundante agua, con árboles con muchas frutas etc., hay abundancia, pero no hay prosperidad. Caso claro mi país, hay abundancia y riqueza en recursos naturales, pero no hay prosperidad. También podemos decir que una persona que tiene suficiente dinero que derrocha dinero que derrocha en todo pero sin nada que lo toque interiormente, sin que conecte con nada interno, es una persona abundante pero no prospera. La prosperidad está vinculada a la valoración de todos los aspectos de tu vida, a reconocer y generar caminos para cada área que puedes desarrollar y para cada potencialidad que hay en ti. Se trata de una energía que está permanentemente en movimiento y con la que conectamos o no. Cuando no crees en tu prosperidad, cuando no crees que esa energía está en ti, entonces hay una desconexión. La prosperidad es esa energía que sabemos que tenemos, es la que nos da la vida, porque la vida nos apoya, es lo que nos conecta, es la posibilidad de reconocer la dimensión de la vida en toda su importancia, de eso se trata la riqueza.

 

A veces podemos estar frente a un problema que puede cambiar, que puede dar un giro solo porque nosotros lo abordamos de manera distinta, somos capaces de ampliar nuestra mirada y convertir ese problema en un aprendizaje, en una forma de crecer o simplemente lo solucionamos, eso es riqueza, lo interesante es encender el ámbito de prosperidad. Eso es estar conectado con tu riqueza interior que puede hacer que las cosas cambien, accionar hacia el cambio, es iniciar ese camino, acción por acción. No se trata de realizar un esfuerzo sobre humano sino de estar en armonía y de llegar a donde quieres de manera agradable, disfrutando pero sobre todo, valorable. El valor del dinero, el valor del trabajo, el valor de despertar, el valor de tener personas hermosas a tu lado, el valor del amor familiar, el valor del amor de los amigos, el valor de la salud, de tener un techo que nos cubra, de poder comprar un libro, de poder conversar con amigos, el valor de los momentos más sencillos, eso es prosperidad… valorar la riqueza de lo intangible que nos hace las personas maravillosas que somos. Naturaleza, padres, hermanos, la familia, tus padres… Pero también se trata de dar y recibir, la riqueza es poder ofrecer lo que tenemos y recibir cuando nos corresponda. Es honrar lo que podemos dar desde el amor y recibir cuando estamos dispuestos a ello. Asi mantenemos el orden y nos abrimos a la vida. 

 

Maryori Ruiz